Los voluntarios irlandeses estaban subiendo a una
colina cuando de pronto los aviones Junker volvieron a aparecer. Echaron a
correr para ponerse a cubierto bajo un olivar, pero una bala desgarró el brazo
de Gerry Doran. Momentos después, un trozo de metralla se estrelló contra su
casco de trinchera impactando en su cráneo. El electricista de Belfast cayó al
suelo. A pocos metros de distancia, Johnny Meehan, de 24 años de edad, nacido
en el condado de Galway, también fue herido y cayó.
Era el 28 de diciembre 1936 en Lopera [Jaén, cerca
de Andújar]. La sección irlandesa de la 15ª [exactamente la XIV] Brigada
Internacional estaba siendo aniquilada en las colinas españolas del frente de
Córdoba. Dos camilleros salieron corriendo de la línea republicana para
acercarse a Doran y a Meehan. Solo podían llevar a uno de ellos. Johnny Meehan,
todavía consciente, les gritó: Llevad a Gerry, su herida es peor que la mía’.
Se las arreglaron para llevarse Doran a
la retaguardia, pero no hubo tiempo para ir a por Meehan. El ejército de Franco
se había hecho con el control del campo de batalla y los republicanos supervivientes
se vieron obligados a retirarse.
Johnny Meehan fue uno de los 61 irlandeses, hombres
y mujeres, que murieron en defensa de la República Española durante la Guerra
Civil Española. Ocho, incluido Meehan, murieron en Lopera, una de las batallas
menos conocidas. No se pudo encontrar su cuerpo. Es uno de los aproximadamente
150.000 cuerpos que todavía yacen enterrados en fosas comunes. Durante los
últimos 14 años, la Asociación Española para la Recuperación de la Memoria
Histórica (ARMH) ha exhumado más de 150 fosas que contenían unas 1.400 personas.
A principios de este mes, el Departamento de Asuntos
Exteriores - a instancias de Derek Nolan, diputado laborista por el distrito de
Galway West – preguntó a la embajada de Irlanda en Madrid para averiguar si la
ARMH tiene alguna competencia en las colinas de Lopera donde murió Johnny
Meehan. Tal vez no sea demasiado tarde para que el hombre de Galway que se
adopten formalmente a descansar.
La Guerra Civil española fue uno de los más brutales
enfrentamientos entre ideologías de izquierda y derecha en la historia europea.
Fue provocada por un levantamiento militar en julio de 1936, dirigido por el
futuro dictador fascista Francisco Franco, y con el amplio apoyo de la Iglesia
católica y las clases terratenientes. Los partidarios del gobierno del Frente
Popular, elegido democráticamente, se opusieron al ejército. A medida que la
batalla entre socialismo y fascismo se encrespaba por toda España, sus efectos se extendieron
rápidamente a otros lugares. En Irlanda, Eoin O'Duffy, el ex Comisionado de la
Garda, reunió una fuerza de 700 hombres y mujeres irlandeses dispuestos a
luchar con Franco.
Mientras tanto, la izquierda irlandesa también
comenzó a movilizarse. Los iniciales planes de enviar dinero y un cuerpo de
ambulancias evolucionaron rápidamente en cuanto se supo que voluntarios
extranjeros comenzaba a llegar a España a defender la República. Los comunistas
irlandeses interpretaron esto como una expresión de la solidaridad
internacional.
80 irlandeses -todos socialistas y republicanos -
dejaron Irlanda en diciembre de 1936 para
irse a un centro de entrenamiento militar cerca de Albacete. La mayoría
de los hombres tenían alguna experiencia militar por su paso por el IRA. Se
integraron rápidamente en una unidad disciplinada, dentro de la 15ª Brigada Internacional,
bajo el mando de Frank Ryan. Este hombre de 34 años, nacido en Knocklong, Co.
Limerick, y ex editor de An Phoblacht, había sido cofundador del Congreso
Republicano, una escisión del IRA por su ala izquierda. Se había convertido en
un líder militar tras haber pasado varios años luchando tanto contra los
Blacks&Tans [fuerzas británicas en la guerra de independencia] como después
contra las fuerzas favorables al Tratado con Inglaterra.
En las filas de estos voluntarios estaban, entre
otros, Donal O'Reilly, un albañil de profesión, que tenía sólo 13 años cuando a
través de los escombros de Dublín durante el Alzamiento de Pascua se introdujo
en el GPO [Oficina Central de Correos de Dublín, cuartel general de los
rebeldes irlandeses]. Los hombres de Pearse lo enviaron a casa, pero seis años
más tarde ya estaba entre los voluntarios que ocuparon la Corte Suprema en
vísperas de la Guerra Civil. Junto a O'Reilly estaba su amigo Jack Nalty, hijo
de un oficial de la Policía Real Irlandesa en Ballygar, Co. Galway. Nalty, un
brillante atleta de fondo, luchó junto a Cathal Brugha durante la Guerra Civil.
Gerry Doran, de 25 años, había nacido en Belfast y,
cuando todavía era un niño, se había trasladado a Dublín donde conoció a Frank
Ryan través del Fianna Eireann, el Movimiento Scout republicano. Uno de esos
Scouts fue Mick May, que se unió a Tony Fox y a otros cuatro compañeros que
trabajaban en los talleres ferroviarios de Inchicore, en Dublín. Su amigo Frank
Conroy vino de Fairgreen, en la ciudad
de Kildare. El perspicaz Tommy Wood, un joven de 17 años de Buckingham Place,
Dublín, era todavía un niño cuando los británicos ahorcaron a su tío. Otro tío
más murió durante la guerra de Independencia. Antes de ir a España, escribió a
su madre: "Vamos a luchar por la clase obrera”.
El 22 de diciembre, un nuevo recluta de Galway llegó
a Albacete. Es un misterio la vida de Johnny Meehan, nacido en 1912, antes de
su marcha a España. Los datos que dio al ingresar en el batallón, fueron que su
familiar más próximo era una tal
señora de John Loughlin de Carramana, Dunmore, Condado de Galway. Había viajado
de Dover a París nueve días antes y se había desplazado lentamente hacia el
sur. Sin apenas haber tenido tiempo para conocer a sus compañeros de lo que
después fue la Columna Connolly, Meehan se vio sumergido en el fragor de la
guerra. En la Nochebuena de 1936, los nacionalistas del ejército de Franco
rompieron el frente republicano de Córdoba. Los irlandeses formaban parte de
una fuerza de 3.000 hombres casi sin formación y apresuradamente enviados a los
olivares de Andújar para defender el frente.
Mientras se preparaban para su primera acción, Frank
Conroy, Tony Fox y el joven boy scout Mick May comenzaron a limpiar su
ametralladora 'Betsy'. En otro lugar Donal O'Reilly y Jack Nalty encontraban un
rebaño de cabras y ordeñaban algo de
leche para sus bocas resecas. La orden de avanzar llegó antes de poder
calentarla.
Los 50 hombres de la unidad irlandesa avanzaron, en
marcha acelerada, a las órdenes de Kit Conway, un hombre de Tipperary que se
había distinguido como guerrillero en la época de los disturbios [1918-21. Se
refiere a la guerra de independencia irlandesa]. Iban junto a otras unidades
francesas y británicas que tenían la orden de recuperar la localidad de Lopera
ocupada por los fascistas. Aunque no fue una marcha fácil, el humor al
descansar por la noche era muy bueno, sobre todo con las frecuentes bromas de
Tommy Wood. Pronto coleguearon con algunos comunistas británicos, como el poeta
John Cornford y el escritor Ralph Fox, una autoridad en el socialismo irlandés.
El 27 de diciembre subieron a un convoy de camiones
con destino a Lopera. Mientras avanzaban por caminos polvorientos aparecieron
aviones enemigos, los Junkers suministrados a Franco por la Luftwaffe de
Hitler. Sin cañones antiaéreos ni comunicaciones telefónicas, los hombres se
fueron hacia el refugio relativo de un olivar. Los aviones abrieron fuego y dos
voluntarios británicos murieron. Cuando, tras la pasada de los aviones, algunos
de los dublineses se pusieron a enterrarlos, el comandante británico les dijo
que no era el momento para hacer un funeral irlandés. Los hombres marcharon con
un sombrío silencio por un paisaje de caminos arenosos, campos dorados con
pequeñas colinas cubiertas de olivares. Al anochecer, lanzaron un ataque a
Villa del Río, un pueblo situado en la carretera general de Madrid a Cádiz. Los
fascistas respondieron con un fuego ‘terrible’ que, en palabras de Donal
O'Reilly, fue respondido con un ‘terrible lenguaje’ de los irlandeses.
Al anochecer, los hombres, metidos en la ladera de
una colina, se apiñaron para defenderse del penetrante frío de invierno. Un
grupo del que formaban parte Tommy Wood y Ralph Fox intentó una incursión
nocturna que fracasó cuando sus desvencijadas ametralladoras se atascaron.
Tommy Wood, el bufón de la compañía, recibió un disparo en la cabeza y la
rodilla. Fox y otro compañero lo llevaron a un hospital de campaña, donde
murió.
Cantando de forma desafiante, los irlandeses
reanudaron su avance en la madrugada del 28 de diciembre. Iba a ser la última
aurora para siete de ellos.
Inesperadamente se encontraron en medio de una emboscada de fuego cruzado de
ametralladoras y morteros de los marroquíes escondidos en las crestas de los
alrededores. Los irlandeses trataron de defenderse, pero sus viejos fusiles
austriacos sólo podían disparar una bala a la vez y sus ametralladoras se
atascaban constantemente. Fue entonces cuando, para rematar su desesperada
situación, reaparecieron los aviones franquistas que ametrallaron desde el
aire. Jack Nalty recibió una ráfaga directamente en el pecho. Y murieron los
trabajadores dublineses Tony Fox, Mick Nolan, Jim Foley, Leo Green y Henry
Bonar. También murió Mick May, sentado detrás de su Betsy, cuando trataba de
ofrecer fuego de cobertura a sus camaradas. Lo mismo pasó con Frank Conroy, el
hombre de Kildare que, en palabras de Frank Ryan, ‘luchó como un héroe’. Donal O'Reilly también cayó. Johnny Meehan y
Gerry Doran cayeron uno al lado del otro.
Mientras que los grupos de la columna se iban retirando a la zona relativamente segura de los olivos, murieron
otros siete. El escritor Ralph Fox desapareció. El poeta John Cornford, que
había cumplido 21 años el día anterior, fue a buscarlo. Poco más tarde sus
cuerpos fueron identificados por una patrulla.
De los 42 supervivientes irlandeses, muchos
resultaron gravemente heridos. Esos supervivientes se unieron en la Columna
James Connolly (nombre del ejecutado líder del Alzamiento de Pascua de 1916).
La columna sufrió un peor golpe cuando Kit Conway cayó en la batalla del Jarama
en febrero de 1937. La columna Connolly quedó tan diezmada que fue disuelta y
sus miembros transferidos a otros batallones. Donal O'Reilly sobrevivió y se
convirtió en portavoz del Sindicato irlandés de escayolistas. Jack Nalty, el
corredor de fondo, pudo recorrer tres millas hasta llegar al hospital de
campaña con tres balas en el pecho. Sobrevivió entonces, pero murió en el Ebro.
Gerry Doran fue llevado a un hospital de campaña
donde un experto cirujano francés le salvó la vida. Tras pasar seis meses en el
hospital, regresó a Irlanda para hacer campaña por la República española.
Consternado por el ambiente adverso en Irlanda, se estableció en Escocia, donde
crecieron sus hijos. Ellos desconocían que un misterioso hombre llamado Johnny
Meehan le había salvado la vida. ‘Lo más triste es que nadie sabía quién era’,
dice Geraldine Abrahams, hija de Gerry Doran. ‘Debe de haber sido un hombre
agradable y tranquilo que se acababa de unir a la causa y que murió por ello.
Lo que hizo por mi padre es el recuerdo más importante y duradero que tenemos
de aquel tiempo’.
La Guerra Civil española terminó en abril de 1939
con la victoria de Franco. Permaneció en el poder hasta su muerte en 1975. De
los 145 hombres y mujeres que vinieron a defender la República Española, 61
murieron. Christy Moore les aplaudió en la canción Viva La Quince Brigada. En 1990 se puso una placa en su memoria en
Liberty Hall. Hay también una placa en
el muro exterior de la librería Connolly Books en Essex Street, en la zona de
Temple Bar. Johnny Meehan fue objeto de un reciente poema de salutación. Si sus
restos fueran encontrados en Lopera, tal vez pudieran ser honrados con un
monumento en su Galway nativa.
Los irlandeses, tanto de izquierdas como de
derechas, enviaron combatientes a España. ‘Vamos a luchar por la clase obrera’.
Muchos de los 42 supervivientes irlandeses resultaron gravemente heridos.